viernes, 30 de marzo de 2012

N° 7: Suspiran.

Introducción: Nadie muere por amor.

Nadie muere por amor. Ya va a pasar. EL tiempo pone todo en perspectiva. El tiempo todo lo cura.
Inquiero: ¿quién cura al tiempo?.  ¿Quién cura a la distancia?.  ¿Quién cura el amor de los ochenta?.  ¿Cuándo se abandona lo inconcluso?.  ¿Cuando se entiende que lo pendiente siempre pertenecerá a esa categoría?.  ¿Quién dictamina que todo tiene un final?.  ¿Quien tiene tanta autoridad para decir semejantes generalidades?.  ¿Cómo se atreve?…


Escrito N° 7: Suspiran.

Punzan el iris
rompen la piel
mellan los huesos
de la distancia
rayan los vidrios
gritan el eco
gastan silencio
de las miradas
un gran estruendo
del aquelarre
en torno al fuego
de la migajas
se sueñan juntos
sirven brebajes
en los banquetes
de las estatuas
y cuando aguardan, se ensayan expectantes,
se miden  en la penumbra momentánea
se suspiran, se tantean y escrutan,
se escudriñan, se apetecen, se preparan.

Alan de San Pedro.


Creative Commons License






domingo, 18 de marzo de 2012

Nº 6: Apenado.

Introducción: Un escrito con pretensiones de letra de tango.

Dígame, ¿Como se escribe un poema? -disparó a quemarropa el preguntón.
Entonces me percaté de que escribo pero no invierto tiempo en analizar el proceso, jamás medite al respecto y como si fuese poco carezco de asistencia a cátedras formales vinculadas a las letras, que es seguramente donde se discuten y estudian estos temas. ¿Cómo se escribe un poema?… ¿Cómo se escribe un poema?…
Y no me refiero a endecasílabos, métrica, sonetillos, ritmo, rima asonante y recursos estilísticos. Es esa sensación que atraviesa la cabeza, una chispa, una semilla de mostaza, que por sí misma no se desarrollaría si previamente no se hubiesen generado las condiciones dadas por la combinación de  las variables más diversas. Sin ello seguramente este germen incipiente en escaso tiempo se extinguiría.
Como una compleja receta de cocina que requiere de diversos ingredientes, algunos de ellos exóticos,  así es la composición de un poema.  Ingredientes procedentes de lugares lejanos y tiempos confusos, experiencias disimiles, una pizca de pimienta y una hebra de vino en el momento adecuado.
Y pienso en los componentes que confluyeron para dar vida al Escrito N° 6, que se siente letra de tango y se titula “Apenado”, a saber, una lejana noche de verano en que mi pequeña me manifestó tener la certeza de que la luna nos seguía por las calles de San Pedro, una charla, Piazzolla, mi predilección por los antros, un cuadro de Coqui López, cerveza negra, bossa nova y, claro, una Mujer Luna.
Batido cerebral, batalla campal detrás de los ojos y repentinamente todo se silencia y fluye delicioso…
No tengo idea -le respondí al preguntón.

Escrito Nº 6: Apenado.

Huyendo lejos me creo a salvo,
pero en silencio la luna me sigue otra vez,
y he muerto –hoy de nuevo-,
perdido en el sueño,
de los culpables del ayer.

Movés los labios diciendo nada,
¿será silencio o es que ya no te puedo oír?...

En el desvarío de los condenados,
no podés encontrarte,
y en tu niebla, con el pudor de tu vanidad,
no podés encontrarte,
y no puedo, apenado, decirte adonde ir.

Alan de San Pedro.



Creative Commons License




lunes, 5 de marzo de 2012

Nº 5: Extrañar.

Introducción: Casi feliz.

Esta semana viví un momento perfecto. No lo describiré exhaustivamente, en realidad no lo describiré, solo daré algunos elementos de ese cuadro: camino bajo una arboleda, sol filtrándose entre las ramas, brisa moviendo las hojas, Janis Joplin cantándome Flower in the sun en los auriculares, un fernet esperándome... soy casi feliz…  
Soy casi feliz hasta que mi mente comienza a boicotearlo.
 Pienso- un momento maravilloso de esos que merecen estar en alguna publicidad televisiva o ser una escena de las nuevas telenovelas en las que uno se da cuenta que el momento es especial por el nivel de saturaciones; sea de sonido, brillo, colores, e inclusive por los lugares comunes de los diálogos entre los personajes. Pueden lograr hasta que los besos sean especialmente burdos, y lograr eso no es poca cosa.
Ya lo voy destruyendo.
Me percato que el momento no es extraordinario, al menos no es tanto. Saturado de dulce, pletórico de sabores fuertes. Se hizo empalagoso. Horrendo. Listo, ya lo dinamité.
Una frase de una escena de la película Vanilla Sky  inmediatamente resuena en mi cabeza. Extrañamente no recuerdo si esa frase está en la película original Abre los Ojos, pero asumo que así debe ser. Hay un personaje que es un hombre de unos 30 años, muy adinerado, con mucho a disposición, loft en algún lugar exclusivo de una metrópoli, auto deportivo, fiestas, empresas, y por supuesto señoritas. Este  afortunado caballero tiene un amigo que es bastante más modesto, desagradablemente común comparado con el personaje principal, y así, en medio de una borrachera viendo que su poderoso amigo se queda con la dama que él había visualizado previamente le dice al oído más o menos lo siguiente: no disfruta de lo dulce quien no ha saboreado lo amargo.
Yo lo sé. Yo que soy el personaje principal de mi historia puedo dar testimonio de que he saboreado lo amargo. Demasiado. 
Quizá debería darme la posibilidad de disfrutar esos pequeños momentos de plenitud sin ridiculizarlos, sin menospreciarlos, pues tal vez sean finitos y cuando se agoten, cuando no quede ninguno…
Me dispongo a no desperdiciar los siguientes. Es agradable ser casi feliz.


Escrito Nº 4: Extrañar.

Tu cara nueva de experiencia nueva,
el vino abundante en copas pequeñas,
esa callecita violeta que baja hasta el borde del mundo,
el borde irregular del mundo en el que terminan casi todas las cosas,
el bosquecito que solamente yo puedo ver,
moralidades atesoradas,
banalidades en pregón,
ese boceto esbozado que muestra el esquema
bosquejado del diseño de una existencia en borrador,
un molino de viento rechinando en la desolación,
tu beso redentor de aquella noche del siglo pasado,
mi exiguo superyo,
desencanto, miseria, ira, pesar, vehemencia,
esperarte extasiado,
sosiego, paz,
dormitarme en tu alma,
voy a extrañar.

Alan de San Pedro.


Creative Commons License